Word Painting. Cuando la música conversa con la letra
Sin entrar en definiciones modernas, podríamos describir el concepto de música como la expresión de ideas o sentimientos de forma más o menos intencionada a través del sonido, un fenómeno físico que por supuesto no inventamos pero que en algún momento de la prehistoria aprendimos a detectar, replicar y, más adelante, definir, clasificar y transmitir culturalmente.
La primera persona que alargó ciertos sonidos de su lenguaje para llamar la atención de otra y la primera persona que golpeó dos rocas en determinados intervalos de tiempo para advertir de un peligro estaban, sin saberlo, participando en la fase embrionaria de la música. Es imposible ponerle fecha a algo así, pero sí podemos ubicar en la historia la siguiente fase de intencionalidad musical de la humanidad: la producción de instrumentos musicales.
El paso del tiempo y los avances culturales y tecnológicos hicieron que se fuera abriendo el abanico expresivo. La evolución como sociedad trajo nuevas historias que contar y sentimientos que describir y, según evolucionaba la tecnología, descubrimos y aprendimos nuevas capacidades técnicas para producir nuevos instrumentos que, unidos al desarrollo de la música como arte, dieron lugar a nuevos recursos creativos y estilísticos para expresarnos a través de la música.
Uno de nuestros favoritos es el figuralismo, más conocido popularmente como word painting, que consiste en apoyar la letra de una canción con la música que la acompaña de forma más o menos literal. La línea entre un arreglo musical y word painting es fina (y seguramente, subjetiva).
En este ámbito podríamos definir un arreglo como el ajuste de algunas notas o melodías de apoyo para resaltar algún pasaje de una composición. Un buen punto de partida para diferenciarlos es el siguiente: es un arreglo si afecta solo a la parte instrumental (voz incluida); si incide directamente en ciertas palabras de la letra o en su significado, lo llamamos word painting. Vale la pena retroceder un poquito en nuestra historia para entender su origen y su evolución hasta la música actual.
Aunque probablemente los preceda, los primeros ejemplos documentados de word painting nos llevan al canto gregoriano de los siglos VII y VIII, cuyo objetivo principal era transmitir la tradición cristiana en las misas. En este contexto, el word painting empleaba sobre todo melodías ascendentes para apoyar los mensajes ascéticos (liberación de espíritu, virtud y contacto con Dios) y melodías descendientes para reforzar pasajes relacionados con la tentación, el pecado y el demonio. El canto gregoriano es monofónico, es decir, todos los vocalistas siguen una misma voz a coro, por lo que el recurso sólo alcanzaba a incidir en una subida, bajada o combinación de ambas. No obstante, resultaba efectivo y memorable y su uso cobró una nueva dimensión con la aparición del contrapunto y de la polifonía, que es la música en la que varias líneas melódicas se entrelazan de forma coherente unas con otras.
Estas nuevas reglas del juego hicieron que el word painting creciera en capacidad descriptiva más allá del ámbito melódico y empezara a aprovechar la aparición de nuevos instrumentos como flautas, guitarras, pianos, y conjuntos de cuerda para enfatizar esa letra y ese mensaje con sus diferentes registros y texturas, tanto de forma individual y como orquestada. Si un compositor quería evocar delicadeza, podía acompañar determinada letra de notas agudas de piano. Si necesitaba representar un río, podría hacerlo con el registro sinuoso de una flauta. Si quería dar tensión a un pasaje, la fricción en el registro grave de los instrumentos de cuerda como violonchelos y contrabajos podrían funcionar.
La polifonía, el Technicolor de la historia de la música, viviría su penúltima explosión creativa con la aparición de los instrumentos eléctricos y la proliferación de los estudios de grabación y los efectos de sonido. Este nuevo paradigma sería el escenario definitivo en el que el word painting alcanzaría su máxima capacidad expresiva y nos dejaría infinidad de ejemplos de su poderío hasta llegar a la actualidad.
Hoy queremos destacar algunos de los que más nos gustan.
Estos son 8 de nuestros ejemplos favoritos de word painting.
Samba De Uma Nota Só - João Gilberto
Compuesta por Tom Jobim y Newton Mendonça y popularizada por João Gilberto en su disco O Amor, o Sorriso é a Flor (1961), ‘Samba de Uma Nota Só’ es el ejemplo perfecto para abrir nuestra lista. Gilberto arranca esta icónica bossa nova de forma lineal, apoyando su melodía vocal en una única nota que se repite mientras los diferentes acordes de guitarra cambian por debajo.
De la misma manera, cuando la letra anuncia que van a aparecer otras notas, Gilberto traslada literalmente su voz a otra línea melódica repetitiva basada en una nueva nota.
Eis aqui este sambinha feito numa nota só
Outras notas vão entrar, mas a base é uma só
Esta outra é consequência do que acabo de dizer
Como eu sou a consequência inevitável de você
Ev’ry Time We Say Goodbye - Ella Fitzgerald
El word painting gana todavía más expresividad en la voz de la Reina del Jazz, que nos deja uno de los ejemplos más claros y directos de la técnica en su versión de esta balada clásica de los años 40 compuesta por Cole Porter.
La composición aprovecha el paso de la tonalidad mayor a la menor (consideradas comúnmente como más luminosa y más oscura, respectivamente) para transmitir el sentimiento de marchitamiento, el sabor agridulce que siente la protagonista cada vez que se separa de su amor.
Este recurso aparece varias veces en la canción, peralcanza su máximo potencial expresivo en el estribillo cuando lo describe de forma literal:
There's no love song finer
But how strange the change
From major to minor
Ev'ry time we say goodbye
Werewolf - Fiona Apple
Justo esa cualidad oscura e incompleta de la tonalidad menor es la que protagoniza el estribillo de ‘Werewolf’, del álbum The Idler Wheel… (2012) de la cantautora norteamericana. En la canción, Apple reflexiona sobre su papel en los principios y en los finales de sus relaciones románticas terminadas.
La canción arranca decididamente a ritmo de vals pop en una tonalidad mayor, pero termina declarando en el estribillo que ‘no pasa nada por terminar una canción en una tonalidad menor’ mientras los acordes la siguen.
Ese carácter oscuro e incompleto hace que la canción termine sin concluir temáticamente del todo.
Nothing wrong when a song ends in a minor key
Nothing wrong when a song ends in a minor key…
9 to 5 - Dolly Parton
El desparpajo sureño de la gran Dolly Parton protagoniza su canción ‘9 to 5’, compuesta para la película homónima de 1980 y que posteriormente aparecería en su disco 9 to 5 and Odd Jobs del mismo año. La canción ensalza la figura de la mujer independiente y trabajadora, con Parton describiendo como se pone en marcha por la mañana para afrontar el día de trabajo con fuerza. Para reforzar esta temática, la introducción instrumental de ‘9 to 5’ incorpora la percusión de una máquina de escribir… pero este ejemplo de word painting tiene otra capa extra oculta: no es una máquina de escribir lo que suena realmente, sino la percusión de sus icónicas uñas representando el sonido de las teclas.
Everything I wanted - Billie Eilish
Como mencionábamos en la introducción del artículo, los avances tecnológicos en la producción musical abrieron otro nuevo mundo de posibilidades expresivas para la técnica del word painting, que ahora podía resaltar pasajes utilizando el estudio de grabación como instrumento.
En su single de 2019, producido por su hermano Finneas, Billie Eilish canta metafóricamente que ‘intentaba gritar’ pero su cabeza ‘estaba bajo el agua’ justo después de que un filtro elimine las frecuencias medias y agudas de la música.
En este rango es donde se encuentran la presencia y el detalle sónico, por lo que suprimir esas frecuencias nos deja cocn ese sonido ensordecido que oímos cuando nos sumergimos debajo del agua.
You wouldn’t wonder why you hear
‘They don’t deserve you’
I tried to scream…
But my head was under water
Work It - Missy Elliott
El groove de Tom Misch nos lleva inevitablemente a Missy Elliott, la directora creativa ejecutiva del hip hop norteamericano. El primer anticipo de Under Construction, su álbum de 2002, sería ‘Work It’, todo un himno bailongo producido a dúo con Timbaland que partiría el suelo de discotecas por todo el mundo durante los siguientes veinte años hasta hoy en día. Ingeniosa, divertida y picante, Missy se sacaría de la chistera uno de los estribillos más creativos y memorables de la historia. En él, la rapera promete con un doble sentido brutal que ella pone (la carne en la parrilla), la gira y le da la vuelta y, acto seguido, lo cumple dando la vuelta literalmente a ese verso sin perder ni un gramo de flow.
Is it worth it? Let me work it
I put my thang down, flip it and reverse it
ti esrever dna ti pilf, nwod gnaht ym tup I
ti esrever dna ti pilf, nwod gnaht ym tup I
Bang Bang (My Baby Shot Me Down) - Nancy Sinatra
Qué cara se le debió quedar a Tarantino cuando se le encendió la bombilla y se dio cuenta de que ‘My Baby Shot Me Down’ parecía escrita especialmente para la trama de Kill Bill Vol. 1 (2003). Escrita por Sonny Bono en 1966 para el segundo disco de Cher, fue el mood de balada noir de la versión de Nancy Sinatra el que hizo pasara a la historia. La hemos reservado para el final del artículo porque muestra perfectamente la diferencia entre arreglo y word painting y pone en valor el poder expresivo que invoca la combinación de ambos. Su tempo arrastrado y su separación estéreo (que ubica la voz melancólica de Sinatra en el canal derecho y la guitarra eléctrica fúnebre en el izquierdo) sirven de escenario para esta historia romántica destructiva, que culmina con el asesinato de la narradora pintado por una amarga melodía descendente que representa su cuerpo desplomándose:
Bang bang, he shot me down
Bang bang, I hit the ground
Bang bang, that awful sound
Bang bang… My baby shot me down.
(BONUS TRACK)
4’ 33” - John Cage
Si la técnica del word painting se ocupa de reforzar el contenido de una letra a través de la música que la acompaña, podríamos definir lo que ocurre en ‘4’ 33”’ de John Cage como word hiding. Se trata de una composición experimental que Cage creó en 1952 y cuya partitura instruye al intérprete a no tocar ni una sola nota.
Este ejercicio conceptual explora si el sonido ambiente de un auditorio también forma parte de la música como arte y como fenómeno cultural. ‘4’ 33”’ se convirtió en una de las piezas más controvertidas de John Cage, criticada por algunos y alabada por otros por su carácter reflexivo y desafiante.